La Startup School y su legado de mentores

28/07/2022

Un programa que forma y conecta emprendedores

La Startup School de Tetuan Valley se ha consolidado como uno de los programas de referencia para quienes comienzan a emprender en el ámbito tecnológico. Más allá de enseñar conceptos clave de negocio, su esencia radica en algo más profundo: crear comunidad.

Durante seis semanas, los equipos seleccionados reciben formación intensiva sobre validación de ideas, desarrollo de producto, marketing y financiación. Pero lo que realmente diferencia a la iniciativa es su espíritu colaborativo: los alumnos de hoy pueden convertirse en los mentores del mañana.

El valor del aprendizaje circular

Cada participante que completa el programa recibe la emblemática camiseta naranja, símbolo de haber superado la experiencia. Sin embargo, el auténtico reconocimiento llega cuando se regresa como mentor: la camiseta negra representa ese paso al otro lado, donde compartir conocimiento se vuelve parte del crecimiento.

Esa cadena de aprendizaje continuo convierte a Tetuan Valley en algo más que una escuela: es un ecosistema que se retroalimenta. Los emprendedores que regresan no solo transmiten su experiencia, sino que también refuerzan la cultura de apoyo mutuo que tanto necesita el sector tecnológico.

Un modelo inspirador para otros sectores

En el ámbito de la ciberseguridad, iniciativas como esta son especialmente valiosas. La creación de redes de mentores, la transmisión práctica del conocimiento y la conexión entre generaciones de profesionales son pilares que ayudan a consolidar un tejido empresarial más preparado y seguro.

El éxito de la Startup School demuestra que el talento crece cuando se comparte. Y en un sector tan exigente como el de la tecnología —donde la innovación es constante—, la figura del mentor se vuelve esencial para guiar y proteger las nuevas ideas que nacen en entornos digitales.

Una comunidad que deja huella

El legado de Tetuan Valley no se mide solo por las startups que se lanzan tras su paso por la escuela, sino por la red que se teje alrededor de ellas. Cada mentor, cada consejo, cada colaboración posterior, multiplica el valor del aprendizaje inicial.

Desde la perspectiva de quienes trabajamos en formación y ciberseguridad, este tipo de estructuras colaborativas son el mejor antídoto contra la desconexión digital y la falta de talento especializado. Invertir en conocimiento compartido es, en definitiva, invertir en resiliencia empresarial.


Gema Díaz, experta en ciberseguridad

Hacking GD
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